Hoy que las balas vuelan a pocas cuadras de aquí—escucho las ráfagas— y no podré salir en horas o días, he decidido compartirles una receta regional: cómo preparar narcos.
26-Enero-08
Hoy que las balas vuelan a pocas cuadras de aquí—escucho las ráfagas— y no podré salir en horas o días, he decidido compartirles una receta regional: cómo preparar narcos.
Existir es autoconocerse, construirse. Un niño se autoconoce si sus padres se conocen a sí. Cuando alguien no se conoce: intenta controlar a otros.
El niño educado por padres manipuladores no podrá autoconocerse. Lo joderán. Quedará frustrado. Será un niño invalidado.
Al llegar a la adolescencia buscará reconocimiento. Poder. Dinero. Posesiones. Prestigio. Entre más invalidado haya sido más reconocimiento buscará.
Todo ser humano busca la completud. A como dé lugar.
Prestad atención: un ser humano que no pudo realizarse (ser reconocido) dentro del núcleo familiar, origina en su psique un deseo heroico. Quiere “vencer”.
Si las familias reconocieran, no habría “héroes”. El héroe nace del sometimiento.
Si la sociedad tiene formas de encauzar el deseo heroico, esos seres incompletos ya fuera de la familia consiguen plena o satisfactoria realización.
Pero si en esa sociedad no hay forma de encaminar el afán heroico: nace la sociedad criminal.
El narco es glorificado, la narcocultura crece porque vivimos en una sociedad en que los individuos que desean volverse héroes no encuentran cómo serlo.
A falta de ser héroes por la educación, la ley, la lucha social, ¿la única ruta? El crimen. El único rincón donde el heroísmo rural o urbano está organizado.
Va aquí, pues, la receta (infalible) para hacer de su hijo un narco, un criminal, alguien sediento de más y más poder.
Desde muy temprana edad rebane sus sentimientos, cuerpo y deseos. Dígale que usted sabe más de él o ella que él o ella. Todo lo que haga dígale que está “mal”. (Hágalo tan sistemáticamente como pueda.) Al tiempo que prepara un ser marcado por la incompletud, agregue machismo, clasismo, racismo y misoginia a su gusto, hasta que crea que un ser se “completa” rebajando a otros. (El ninguneo es el ingrediente clave de este platillo típico.)
Ya que llegue a la pubertad, aumente su autoritarismo familiar. Con chantaje emocional o violencia abierta. Mantenga un clima bélico y familiar.
Para este momento, ese joven buscará sobresalir a toda costa. Usted y su sociedad impidan que sobresalga por educación, amor o trabajo.
Hierva la mezcla con narcocorridos y películas hollywoodenses. Agregue 2 gramos de coca. O hornéelo en mariguana o crystal (se vende sin receta). A fuego lento, déjelo salir a las calles.
Ahí encontrará la pandilla, policía, cártel o army más cercano. Entonces tendrá “respeto”. Y se vengará de usted y toda esta sociedad.
Como postre, hágase la víctima y pregúntese cómo es que hay gente tan desalmada siendo usted tan dulce.
Y, por supuesto, no olvide compartir esta receta.
26-Enero-08
Hoy que las balas vuelan a pocas cuadras de aquí—escucho las ráfagas— y no podré salir en horas o días, he decidido compartirles una receta regional: cómo preparar narcos.
Existir es autoconocerse, construirse. Un niño se autoconoce si sus padres se conocen a sí. Cuando alguien no se conoce: intenta controlar a otros.
El niño educado por padres manipuladores no podrá autoconocerse. Lo joderán. Quedará frustrado. Será un niño invalidado.
Al llegar a la adolescencia buscará reconocimiento. Poder. Dinero. Posesiones. Prestigio. Entre más invalidado haya sido más reconocimiento buscará.
Todo ser humano busca la completud. A como dé lugar.
Prestad atención: un ser humano que no pudo realizarse (ser reconocido) dentro del núcleo familiar, origina en su psique un deseo heroico. Quiere “vencer”.
Si las familias reconocieran, no habría “héroes”. El héroe nace del sometimiento.
Si la sociedad tiene formas de encauzar el deseo heroico, esos seres incompletos ya fuera de la familia consiguen plena o satisfactoria realización.
Pero si en esa sociedad no hay forma de encaminar el afán heroico: nace la sociedad criminal.
El narco es glorificado, la narcocultura crece porque vivimos en una sociedad en que los individuos que desean volverse héroes no encuentran cómo serlo.
A falta de ser héroes por la educación, la ley, la lucha social, ¿la única ruta? El crimen. El único rincón donde el heroísmo rural o urbano está organizado.
Va aquí, pues, la receta (infalible) para hacer de su hijo un narco, un criminal, alguien sediento de más y más poder.
Desde muy temprana edad rebane sus sentimientos, cuerpo y deseos. Dígale que usted sabe más de él o ella que él o ella. Todo lo que haga dígale que está “mal”. (Hágalo tan sistemáticamente como pueda.) Al tiempo que prepara un ser marcado por la incompletud, agregue machismo, clasismo, racismo y misoginia a su gusto, hasta que crea que un ser se “completa” rebajando a otros. (El ninguneo es el ingrediente clave de este platillo típico.)
Ya que llegue a la pubertad, aumente su autoritarismo familiar. Con chantaje emocional o violencia abierta. Mantenga un clima bélico y familiar.
Para este momento, ese joven buscará sobresalir a toda costa. Usted y su sociedad impidan que sobresalga por educación, amor o trabajo.
Hierva la mezcla con narcocorridos y películas hollywoodenses. Agregue 2 gramos de coca. O hornéelo en mariguana o crystal (se vende sin receta). A fuego lento, déjelo salir a las calles.
Ahí encontrará la pandilla, policía, cártel o army más cercano. Entonces tendrá “respeto”. Y se vengará de usted y toda esta sociedad.
Como postre, hágase la víctima y pregúntese cómo es que hay gente tan desalmada siendo usted tan dulce.
Y, por supuesto, no olvide compartir esta receta.
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