cualquier tecnología suficientemente avanzada es indistinguible de la magia. -arthur c. clarke
Cuenta la leyenda que el imán, o más concretamente el principio de atracción-repulsión entre campos electromagnéticos, es uno de los hallazgos más sorprendentes de la infancia; al menos para los niños que cargábamos un imán en la bolsa del short (hasta que mamá lo decomisó por dejar esa marca extraña en la pantalla de la tele).
Es claro que desde pequeños sabíamos que los poderes del imán trascendían el viejo truco de atraer los clavos de la caja de herramientas, lo que no sabíamos era que en el futuro, gracias al magnetismo, escucharíamos en una cinta -a todo volumen- los Héroes del Silencio.
(así como tampoco sabíamos -ni imaginarlo del buen imán- que los poderosos magnetos de los acelaradores de partículas sirvieron para desarrollar entre otras cosas la bomba atómica.)
Hace días mi amigo Javier me contó que vio personas, platos y vasos levitando con energía electromagnética, también esos trenes que parecen que vuelan a centímetros de las vías, y una esfera metálica que -dice él- sonaba al clásico y sopechoso sonido de... bueno, tú sabes.
En fin, pienso que deberíamos aprender algo de magia... ¿Quieres ver una aurora boreal?
-alberto m. vargas
No hay comentarios.:
Publicar un comentario