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sábado, 15 de diciembre de 2007

La Pepsi y demás demonios

Los alimentos procesados industrialmente se volvieron esenciales en la cultura popular mexicana de la posguerra, y empezaron a aparecer por doquier, incluso en los más remotos poblados indígenas. Los tzotziles de San Juan Chamula, Chiapas, con su devoción fanática a la Pepsi Cola, representan un ejemplo extremo. El cacique local estableció una distribuidora de Pepsi y fomentó la venta a los empobrecidos residentes convenciéndolos de utilizar el refresco para ocasiones rituales, por ejemplo obsequiando cajas de Pepsi Cola como dote de la novia. Los dirigentes religiosos celebraban los servicios eclesiásticos con Pepsi, no con vino, diciéndoles a sus fieles que el gas carbónico expulsa los malos espíritus y limpia el alma. […] Mientras la veneración de la Pepsi llegaba a extremos absurdos en San Juan Chamula, los refrescos creaban una clientela grande y devota en todo el resto del país. Para 1990 el mexicano promedio consumía poco más de un refresco de 360 ml por día, además de cantidades excesivas de comida chatarra y cerveza. Sin duda los alimentos industriales se habían convertido en parte significativa tanto del producto interno bruto como de la cuisine nacional, alcanzando así las metas del discurso de la tortilla. Pero la dieta mexicana, más que mejorar, como predijera Bulnes, simplemente había pasado de los carbohidratos complejos del maíz y los frijoles a las calorías vacías de la grasa y los azúcares, transición que provocó serios problemas de salud nuevos, sin ventajas nutricionales equivalentes.

Fragmento del libro ¡Vivan los tamales!, de Jeffrey M. Pilcher

5 comentarios:

azt dijo...

actualmente, compras medio litro de coca-cola o pepsi con $2.5 pesos, debido a un acuerdo "SOLIDARIO" de las refresqueras con las comunidades indígenas!
Absurdo, como todo arrebato de "solidaridad" que venga del "1er mundo"...

(YO ADICTO, CONFIESO: he tomado coca-cola desde bebé... pero estos datos me encabronan tanto que ahora mismo iré por un vaso con agua, "solo por hoy")

PARANOIA:
http://emulafanzine.blogspot.com/search?q=homo

Anónimo dijo...

neta? no sabía, pero qué culero. Por solidaridad con las comunidades indígenas deberían darles empleos bien pagados, respetarlos y/o hacer campañas contra la discriminación. Digo, el dinero les sobra, además de que sería un poco (muy muy poco) algo como justicia histórica. los cabrones de la coca trabajan en suelo mexicano como si fuera de ellos, haciendo lo q se les da la gana.
Qué chingón tu post, creo que necesitamos campañas anti-comida- procesada-industrialmente para dejarla.

. dijo...

Ay no! Qué estupidez, no tenía ni idea.

Anónimo dijo...

jajajaj, pero está bien buena. En la comunidad yaqui, donde trabajo, se dice que se toma más soda que leche. Y en si, es más barata la coca, en ese lugar, cuesta 20 pesos una de tres litros, y el litro de leche cuesta 12 pesos. La injusticia, está por todos lados.

alethia dijo...

Además a todo esto hay que sumarle los daños tan terribles a la salud que estas bebidas provocan, añadiendole la perdida de identidad que causan el las comunidades a las que llegan, sobre todo su publicidad tan occidental.

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